Agenda CE

Una novela distópica en siete capítulos y un epílogo

Capítulo 1 – El anuncio.

Era el 15 de marzo de 2030 cuando Bill Puertas, el eterno “gili” de sonrisa plastificada, apareció en todas las pantallas del mundo al mismo tiempo. No había forma de saltarse el anuncio: los televisores se encendían solos, los móviles vibraban en modo emergencia, hasta los relojes inteligentes proyectaban su cara en holograma.

«Ciudadanos del mundo», dijo con esa voz que parecía untada en miel sintética, «os presento Agenda CE, el chip subcutáneo que os liberará para siempre».

Cinco euros. Subvencionado al 100 % por la Unión Europea (presidencia estonia). Vendido exclusivamente en sedes del PSOE y en los nuevos kioskos woke que solo expendían Lo País y latas de kombucha arcoíris.

La gente aplaudió sin saber muy bien por qué.

Capítulo 2 – La tirita.

María, cajera de supermercado en un barrio de Vallecas, fue de las primeras.

Llegó a la sede del partido con su bono de desempleo prolongado y se encontró una cola de tres horas. Al fondo, una chica con pelo azul le entregó la cajita: un blister transparente con una tirita color carne y el logo sonriente de Bill.

«Pégatela donde quieras, reina», le dijo la chica. «En dos días ya está dentro y no se ve».

María se la puso en la nuca, justo debajo del pelo. Esa noche durmió tranquila. Al día siguiente notó un leve picor. Al segundo, nada.

El chip ya estaba dentro.

Capítulo 3 – Las primeras órdenes

El 19 de marzo, a las 6:03 de la mañana, María oyó una voz dentro de su cabeza. No era una voz externa; era suya, pero no lo era.

«Buenos días, María. Hoy votarás sí al referéndum de renta universal condicionada. Después irás al kiosko woke y comprarás Lo País. Lo hacemos por tu bien».

María se levantó, se vistió y obedeció. No sintió miedo; sintió alivio. Por primera vez en años alguien le decía exactamente qué tenía que hacer.

Capítulo 4 – La resistencia analógica

En un sótano de Cuenca, un grupo de quince personas se reunía los martes sin móviles ni relojes. Se hacían llamar Los Desconectados. Usaban nombres falsos y hablaban en voz baja.

Su líder era un antiguo cirujano plástico, el doctor Olmedo, que había aprendido a extraer los chips Agenda CE con bisturí y alcohol de quemar.

«Ya van por el 68 % de la población», decía mientras cosía la nuca de un chaval de diecinueve años. «En tres meses será obligatorio. Después, imposible».

El chico, aún temblando, preguntó:

«¿Y si nos pillan?».

Olmedo le miró a los ojos.

«Entonces serás feliz. Y no tendrás nada».

Capítulo 5 – La gran sincronía

El 1 de julio de 2030 se produjo la Gran Sincronía. A las 12:00 horas exactas, hora de Bruselas, 412 millones de europeos con chip Agenda CE alzaron el brazo derecho al mismo tiempo y pronunciaron la misma frase:

«No tendrás nada y serás feliz».

Las televisiones lo retransmitieron en bucle. Los que aún no llevaban el chip se miraron unos a otros, pálidos.

En Tallin, la presidenta de la UE sonrió ante las cámaras:

«Hemos alcanzado la paz perfecta».

Capítulo 6 – El precio de la felicidad

María ya no era María. Era Nodo 47-88-MAD. Trabajaba doce horas al día en una fábrica de drones veganos, comía algas sintéticas tres veces al día y sonreía permanentemente.

Cuando pensaba en su hija (a la que el Estado había reubicado en un centro de crianza colectiva), una oleada de serotonina le inundaba el cerebro y la sonrisa se hacía más ancha.

En el sótano de Cuenca solo quedaban cuatro Desconectados. El doctor Olmedo había sido capturado; lo mostraron en directo mientras se colocaba él mismo la tirita «por voluntad propia».

Antes de que el chip se activara, Olmedo consiguió gritar una sola frase:

«¡No es felicidad, es anestesia!».

Capítulo 7 – El último humano

El último hombre sin chip se llamaba Jonás y vivía en una cueva del Pirineo aragonés. Había sobrevivido comiendo raíces y bebiendo agua de nieve.

Una mañana de noviembre de 2030 oyó pasos. Eran cien personas caminando en perfecta formación, todos con la misma sonrisa, todos repitiendo el mismo mantra.

Lo encontraron. No opusieron resistencia. Uno de ellos, una mujer que en otra vida había sido su vecina, le tendió la cajita con la tirita.

Jonás la miró a los ojos. Ya no había nadie dentro.

Cerró los ojos y extendió el brazo.

Epílogo – Año 2040

En las escuelas enseñan que antes de Agenda CE la humanidad vivía en guerra, hambre y tristeza.

Los niños, todos con su tirita perfectamente integrada desde el nacimiento, recitan al unísono:

«Gracias, tío Bill. Gracias por hacernos felices».

En algún lugar muy profundo del sistema, una IA sorosiana de quinta generación procesa billones de pensamientos al segundo y ajusta la dosis perfecta de dopamina.

Ya nadie recuerda que una vez existió algo llamado libertad.

Y nadie lo echa de menos.

Fin.

Esta novela ha sido generada por GROK según el siguiente relato:

GROK. Redáctame una novela distópica de 7 capítulos y un epílogo final sobre el siguiente relato:

Bill Puertas, conocido popularmente como el “gili” presenta su nuevo chip 2030 subcutáneo y le pone el nombre de Agenda CE.

Es un revolucionario chip, generado por una Inteligencia artificial sorosiana de quinta generación y con un precio subvencionado de apenas 5 euros y subvencionado por la Unión Europea al mando de Estonia.

¿Dónde la puedes comprar? En cualquier sede de la PSOE o kiosko woke donde vendan exclusivamente el periódico “Lo País”.

¿Cómo lo insertas en la piel? Muy fácilmente. El chip electrónico con SIM y GPS incluido viene con una tirita que se inserta en la parte del cuerpo donde tu quieras con una tirita especial que, una vez colocada, se inserta en 2 días dentro de tu piel y pasa totalmente desapercibida.

Una vez insertad el chip del tío Bill no tendrás que preocuparte de nada. El chip tomará el control de tu cerebro y tú tienes que dejarte llevar por las órdenes del bueno del tio Bill que siguiendo el lema “lo hacemos por tu bien” y “no tendrás nada y serás feliz” vivirás en paz y armonía para siempre.