La reunión secreta entre Zapatero y Julio Martínez en el monte
Capítulo 1: Sombras en el Régimen Eterno
En el año 2047, España se había transformado en el Gran Protectorado Ibérico, un estado vigilado donde el Partido Eterno gobernaba con puño de hierro bajo la fachada de una «democracia iluminada». José Luis Rodríguez Zapatero, el Líder Vitalicio, había extendido su mandato indefinidamente tras la Gran Reforma de 2025, justificándola como una medida contra el «caos global». La disidencia era un recuerdo borroso, ahogado en algoritmos de vigilancia que rastreaban cada susurro digital. Plus Ultra, la aerolínea estatalizada, no era solo un medio de transporte: era el conducto para el flujo de recursos desde aliados distópicos como la República Bolivariana de Venezuela, un paraíso de control absoluto donde el oro negro y el oro literal se intercambiaban por lealtad.
Julio Martínez, un empresario de 58 años oriundo de Elda, Alicante, era el Guardián de Plus Ultra. Nacido en una era de libertad relativa, ahora navegaba las aguas turbias del régimen, blanqueando capitales a través de un entramado de sociedades fantasmas. Su ático en el Barrio de Salamanca, rebautizado como el Distrito Elite, era un bunker de lujo equipado con inhibidores de drones espía. Pero incluso allí, las paredes oían. Martínez sospechaba que la UDEF —la Unidad de Defensa Estatal contra la Fractura Económica— lo tenía en la mira. Sus reuniones con Zapatero, que databan de años atrás, se habían espaciado. El último encuentro, programado para el 8 de diciembre, sería en un «vacío de señal»: un monte en El Pardo, una zona prohibida donde las torres de vigilancia fallaban deliberadamente para los privilegiados.
Aquella mañana, Martínez salió a las 8:26 con una bolsa de documentos cifrados. Su Mini Cooper verde, modificado con placas falsas, ronroneaba como un animal herido mientras se dirigía al norte. El aire estaba cargado de nanopartículas de rastreo, pero él confiaba en el protocolo: un camino restringido, custodiado por Patrimonio Nacional, el brazo que administraba las «zonas de reflexión» para la élite.
Capítulo 2: El Vacío en el Horizonte
El Pardo se extendía como una herida en el paisaje urbanizado, un remanente de naturaleza controlada donde los drones no volaban y las señales se perdían en un mar de interferencias artificiales. Zapatero esperaba en su Toyota Land Cruiser negro, un relicto blindado del Ministerio del Interior Eterno, equipado con escudos electromagnéticos. Como Líder Vitalicio, disponía de flotas enteras: vehículos con matrículas invisibles, antenas que bloqueaban satélites enemigos. Martínez llegó a las 8:47, estacionó y caminó hacia el descampado. El viento llevaba ecos de sirenas distantes, recordatorios de las purgas en las ciudades inferiores.
Subió al todoterreno, y juntos avanzaron por un camino vedado al populacho. A las 9:01, un guardián de Patrimonio Nacional abrió la cancela con un escaneo retinal. Dentro, el mundo se silenciaba: vegetación genéticamente modificada absorbía sonidos, y el vacío de cobertura era un lujo reservado para tratos oscuros. Bajaron del vehículo y pasearon durante una hora, discutiendo en susurros. Martínez entregaba informes sobre desvíos de fondos venezolanos: oro traficado a través de Francia, lavado en criptomonedas estatales. Zapatero, con su sonrisa eterna, prometía protección. «El régimen necesita aliados como tú», murmuró. «Plus Ultra es el puente al futuro bolivariano».
Pero las sombras acechaban. Martínez mencionó sus sospechas: seguimientos invisibles, anomalías en sus cuentas. Zapatero lo calmó: «Somos intocables. Ábalos ya pagó el precio por dudar». El exministro, ahora en las Prisiones de Reeducación, había confesado bajo interrogatorio cómo Zapatero había forzado el rescate de 53 millones de euros para Plus Ultra, ignorando alertas sobre su inviabilidad y lazos con Caracas.
Capítulo 3: El Banquete en las Sombras
A las 10:01, volvieron al Land Cruiser, escoltados por un Land Rover Freelander blanco y dos vehículos más con antenas parpadeantes. La caravana se dirigió al restaurante El Torreón, un enclave fortificado disfrazado de posada rústica. Abierto solo para la élite, sus puertas se activaban con implantes biométricos. Los escoltas —seis agentes del Cuerpo de Guardián Eterno— barrieron el perímetro con escáneres térmicos, asegurando que no hubiera ojos indiscretos. Drones neutralizadores flotaban en el cielo, listos para derribar intrusos.
Dentro, el local estaba vacío, como ordenado. Se sentaron en la mesa 56, un nicho blindado con vistas a un jardín simulado. Desayunaron huevos a la plancha con jamón sintético, importado de granjas controladas. Mientras comían, Martínez reveló más: su sociedad Análisis Relevante SL, una tapadera para consultorías ficticias, era cliente de Whathefav SL, la agencia de las hijas de Zapatero, Alba y Laura. «Ellas manejan la propaganda», dijo. «Y yo financio el velo». Facturaciones modestas ocultaban transferencias masivas, instrumental en el blanqueo. Zapatero asintió: «La familia es el pilar del régimen. Esto nos une».
El encuentro duró más de una hora, pero la paranoia crecía. Martínez notó un zumbido lejano —quizá un dron fallido. Zapatero lo descartó: «Nuestros vacíos son perfectos». Pero en el Gran Protectorado, nada lo era.
Capítulo 4: Grietas en el Muro
Los encuentros habían sido diarios durante años, rituales de lealtad en parajes restringidos. Pero en las últimas semanas, Martínez los redujo, olfateando la trampa. Sospechaba micrófonos en su ático, sombras en sus rutas. La UDEF, con su red de IA predictiva, analizaba movimientos financieros: desvíos a Venezuela, oro disfrazado de carga aérea, ramificaciones a Francia. Plus Ultra no era una aerolínea; era un tentáculo del régimen, rescatada con fondos públicos para mantener el flujo.
Zapatero, desde su palacio fortificado, presionaba por más. Ábalos, antes de su caída, había testificado en sesiones secretas: «El Líder Vitalicio insistió. Ignoramos las dudas sobre viabilidad y vínculos chavistas». Ahora, con Ábalos en prisión, el cerco se cerraba. Martínez sabía que su arresto era inminente, pero el encuentro del 8 de diciembre era crucial: documentos finales para blindar a Zapatero.
Al salir de El Torreón, la escolta se dispersó. Martínez volvió a su Mini Cooper, ignorando que ojos invisibles —quizá de disidentes hackeados— capturaban el momento. Setenta y dos horas después, el régimen actuaría.
Capítulo 5: La Caída de los Guardiánes
El 11 de diciembre, la UDEF irrumpió en el ático de Martínez. La operación, codificada como «Oro Eterno», desmanteló la trama: blanqueo con ramificaciones venezolanas y francesas, desvíos de fondos, tráfico de oro. Martínez, su homónimo Julio Martínez Sola (presidente de Plus Ultra) y Roberto Roselli (consejero delegado) fueron arrastrados a celdas de aislamiento. La causa, sellada bajo secreto eterno, exponía el corazón podrido del régimen.
Zapatero, intocable, observaba desde las sombras. Las fotografías del encuentro —filtradas por un traidor en Patrimonio Nacional— circulaban en la red subterránea, avivando rumores de rebelión. Martínez, interrogado bajo luces neurales, negó todo, pero las evidencias eran irrefutables. El juez, un marioneta del Partido, los liberó provisionalmente: pasaportes confiscados, prohibición de salida, comparecencias semanales. Pero en el Gran Protectorado, la libertad era una ilusión.
La investigación continuaba, tendiendo hilos hacia el Líder Vitalicio. Plus Ultra se tambaleaba, su rescate un monumento a la corrupción. Martínez, marcado, sabía que su fin era inevitable.
Epílogo: Ecos en el Vacío
Años después, en 2052, el Gran Protectorado colapsó bajo olas de revueltas cibernéticas. Zapatero, exiliado en una Venezuela en ruinas, reflexionaba sobre aquel encuentro en El Pardo: el último hilo de un tapiz deshilachado. Martínez, ejecutado en secreto, se convirtió en mártir para los disidentes. Las hijas de Zapatero huyeron con fortunas lavadas, pero el régimen cayó. En los vacíos de señal, ahora libres, la gente susurraba: «Incluso los intocables caen». El oro venezolano se oxidó, y España renació, pero las sombras de la distopía perduraban, un recordatorio de que la vigilancia eterna solo engendra su propia destrucción.
Relato creado por GROK con el siguiente PROMPT:
Hazme una versión del géro y la distopía de 5 capítulos y un epílogo final del siguiente relato: La reunión secreta entre Jose Luis Rodriguez Zapatero y Julio Martinez de Plus Ultra
La reunión secreta entre Jose Luis Rodriguez Zapatero y Julio Martinez de Plus Ultra
Zapatero se reunió en un monte sin cobertura con el detenido de Plus Ultra 72 horas antes de que lo arrestara la Policía
La reunión clandestina que el expresidente mantuvo con el empresario Julio Martínez
José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno, se reunió en secreto con el empresario Julio Martínez, detenido por la Unidad Central contra la Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional por blanqueo de capitales en el marco de la investigación sobre la aerolínea Plus Ultra, tan solo 72 horas antes de que fuera arrestado. El Debate publica hoy en exclusiva las fotografías que acreditan el encuentro, que se llevó a cabo en una zona sin cobertura en medio del campo.
La cita clandestina tuvo lugar el pasado 8 de diciembre a primera hora de la mañana. Martínez salió de su domicilio, un ático situado en el barrio de Salamanca de Madrid, a las 8:26 horas con una bolsa con documentos. Se subió a su vehículo, un Mini Cooper de color verde, y puso rumbo a El Pardo (Madrid). A las 8:47 horas, el empresario detenido estacionó el coche y se dirigió a un descampado sin cobertura telefónica, el punto de encuentro con el expresidente.
En ese lugar le esperaba José Luis Rodríguez Zapatero en el interior de uno de los vehículos oficiales que el Ministerio del Interior pone a su disposición. Se trataba de un Toyota Land Cruiser de color negro. Al llegar, Martínez, de 58 años de edad y nacido en Elda (Alicante), se subió al todoterreno y ambos se dirigieron a un camino de acceso restringido y vigilado por el que no está permitido transitar libremente. Accedieron a la zona a las 9:01 horas, tras la apertura de una cancela por parte de un empleado de Patrimonio Nacional.
Una vez dentro, ya a varios metros del acceso, rodeados de vegetación y sin cobertura, ambos se bajaron del vehículo y permanecieron paseando durante más de una hora. A las 10.01 horas volvieron a subirse al todoterreno y, escoltados por otro coche más, en este caso un Land Rover Freelander de color blanco, se dirigieron hasta el restaurante El Torreón. El establecimiento acababa de abrir sus puertas pero aún no había afluencia de clientes. Antes de acceder, los escoltas comprobaron que el local se encontraba completamente vacío y mantuvieron un control permanente del perímetro para evitar la presencia de terceros. Allí desayunaron durante más de una hora y lo hicieron concretamente en la mesa número 56, donde comieron huevos a la plancha con jamón. Antes de acceder al establecimiento, otros dos vehículos de escolta vigilaban el perímetro con el objetivo de comprobar que nadie estuviera siguiendo o documentando el encuentro.
Tal y como ha podido saber El Debate, este tipo de encuentros eran diarios desde hacía varios años, aunque en las últimas semanas descendieron debido a que el propio Martínez sospechaba que estaba siendo investigado y quería evitar a toda costa que aflorara su vínculo con Zapatero. En el encuentro previo a la detención participaron al menos cuatro vehículos oficiales, todos ellos con matrícula reservada, y hasta seis agentes. El coche en el que viajaba el expresidente junto con el empresario detenido estaba permanentemente escoltado por un vehículo especial equipado con llamativas antenas de seguridad.
La reunión se produjo apenas tres días antes de que la Policía detuviera a Martínez en el marco de una operación contra una trama de blanqueo de capitales. El arresto se practicó este jueves y se saldó también con la detención del presidente de Plus Ultra, Julio Martínez Sola, y del consejero delegado de la aerolínea, Roberto Roselli. La causa, declarada secreta, investiga un entramado de blanqueo de capitales con ramificaciones entre Venezuela y Francia en el que los investigadores analizan movimientos financieros, desvío de fondos y operaciones vinculadas al tráfico de oro.
Zapatero y el empresario detenido se reunían en un paraje restringido gestionado por Patrimonio Nacional
Uno de los coches que protege a Zapatero vigilando cómo acceden al camino restringido
La investigación sobre Plus Ultra se produce en un contexto especialmente delicado. La aerolínea fue rescatada por el Gobierno con 53 millones de euros de dinero. Según declaró el exministro José Luis Ábalos, actualmente en prisión, fue el propio Zapatero quien presionó para que el rescate saliera adelante a pesar de las dudas internas sobre la viabilidad de la compañía y sus vínculos con el régimen venezolano.
Cliente de las hijas de Zapatero
Julio Martínez mantiene además una relación profesional con el entorno familiar de Zapatero. Entre las distintas sociedades que controla figura Análisis Relevante SL, una mercantil dedicada a servicios de asesoramiento, consultoría y elaboración de informes estratégicos. Esta empresa aparece como cliente de Whathefav SL, la agencia de comunicación y publicidad fundada en 2019 por Alba y Laura Rodríguez Zapatero, hijas del expresidente del Gobierno. La propia agencia reconoció públicamente que Análisis Relevante SL formaba parte de su cartera de clientes.
Análisis Relevante SL fue constituido en febrero de 2020 y ha tenido una actividad económica limitada, con facturaciones modestas y sin empleados declarados. Aun así, los investigadores sostienen que habría sido utilizada como pieza instrumental dentro del esquema de operaciones financieras bajo sospecha. Este vínculo empresarial añade un nuevo elemento de contexto a la relación entre el empresario detenido y el expresidente del Gobierno.
Tras pasar a disposición judicial, Martínez, el presidente de Plus Ultra y el consejero delegado de la aerolínea quedaron este sábado en libertad provisional. El juez les impuso medidas cautelares como la retirada del pasaporte, la prohibición de salir de España y la obligación de comparecer periódicamente ante el juzgado. La investigación continúa abierta y con nuevas diligencias en marcha para esclarecer el alcance del blanqueo de capitales y el destino final de los fondos investigados
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